


LA ESTACIÓN - Chris Killip
A finales de 2016, el hijo de Chris Killip se topó con una caja de hojas de contactos que contenían fotos que su padre había tomado en The Station, un local de música anarco-punk de Gateshead que estuvo abierto de 1981 a 1985. Estas imágenes de la cruda juventud atrapada en el calor de la fiesta habían permanecido latentes durante 30 años; ahora vuelven a la vida en este libro. The Station no era sólo un lugar para la música y los ensayos, sino un crisol para la expresión de las subculturas y la política punk de la época. Killip recuerda: "Cuando fui por primera vez a The Station en abril de 1985, me sorprendieron la energía y el ambiente. Era totalmente diferente, dirigido por y para la gente que iba allí. Todos los sábados que podía, fotografiaba allí. Nunca nadie me preguntó de dónde era ni siquiera quién era. Un hombre de 39 años con el pelo blanco recortado, siempre vestido con traje, con bolsillos cosidos dentro de la chaqueta para guardar mis diapositivas. Con una cámara 4×5 colgada del cuello y un flash Norman con batería en la cintura, debía de parecer sacado de una película de serie B de los años 50. 1985 fue justo después de la huelga de los mineros y había mucho paro juvenil. La mayoría de los punks de The Station no tenían trabajo, y este lugar, gestionado como un colectivo muy inclusivo, era muy importante para ellos y para su autoestima.
Publicado por Steidl, 2020
28,5 x 37,5 cm
80 páginas
ISBN 978-3-95829-616-9
A finales de 2016, el hijo de Chris Killip se topó con una caja de hojas de contactos que contenían fotos que su padre había tomado en The Station, un local de música anarco-punk de Gateshead que estuvo abierto de 1981 a 1985. Estas imágenes de la cruda juventud atrapada en el calor de la fiesta habían permanecido latentes durante 30 años; ahora vuelven a la vida en este libro. The Station no era sólo un lugar para la música y los ensayos, sino un crisol para la expresión de las subculturas y la política punk de la época. Killip recuerda: "Cuando fui por primera vez a The Station en abril de 1985, me sorprendieron la energía y el ambiente. Era totalmente diferente, dirigido por y para la gente que iba allí. Todos los sábados que podía, fotografiaba allí. Nunca nadie me preguntó de dónde era ni siquiera quién era. Un hombre de 39 años con el pelo blanco recortado, siempre vestido con traje, con bolsillos cosidos dentro de la chaqueta para guardar mis diapositivas. Con una cámara 4×5 colgada del cuello y un flash Norman con batería en la cintura, debía de parecer sacado de una película de serie B de los años 50. 1985 fue justo después de la huelga de los mineros y había mucho paro juvenil. La mayoría de los punks de The Station no tenían trabajo, y este lugar, gestionado como un colectivo muy inclusivo, era muy importante para ellos y para su autoestima.
Publicado por Steidl, 2020
28,5 x 37,5 cm
80 páginas
ISBN 978-3-95829-616-9
A finales de 2016, el hijo de Chris Killip se topó con una caja de hojas de contactos que contenían fotos que su padre había tomado en The Station, un local de música anarco-punk de Gateshead que estuvo abierto de 1981 a 1985. Estas imágenes de la cruda juventud atrapada en el calor de la fiesta habían permanecido latentes durante 30 años; ahora vuelven a la vida en este libro. The Station no era sólo un lugar para la música y los ensayos, sino un crisol para la expresión de las subculturas y la política punk de la época. Killip recuerda: "Cuando fui por primera vez a The Station en abril de 1985, me sorprendieron la energía y el ambiente. Era totalmente diferente, dirigido por y para la gente que iba allí. Todos los sábados que podía, fotografiaba allí. Nunca nadie me preguntó de dónde era ni siquiera quién era. Un hombre de 39 años con el pelo blanco recortado, siempre vestido con traje, con bolsillos cosidos dentro de la chaqueta para guardar mis diapositivas. Con una cámara 4×5 colgada del cuello y un flash Norman con batería en la cintura, debía de parecer sacado de una película de serie B de los años 50. 1985 fue justo después de la huelga de los mineros y había mucho paro juvenil. La mayoría de los punks de The Station no tenían trabajo, y este lugar, gestionado como un colectivo muy inclusivo, era muy importante para ellos y para su autoestima.
Publicado por Steidl, 2020
28,5 x 37,5 cm
80 páginas
ISBN 978-3-95829-616-9