


La mala comida empeora - Ewoudt Boonstra y René Nuijens
Para atraer clientes hambrientos a sus restaurantes, cafés y tiendas de delicatessen, los chefs se han dado a la tarea de fotografiar sus platos. Preparan sus especialidades para retratos que inmortalizarán su belleza para siempre, con la esperanza de que sean una bomba para los gourmets que recorren las calles en busca de comida.
Aunque una fotografía puede captar un momento concreto de perfección, como objeto se vuelve cada vez más anticuada. Una foto fresca de jamón y huevos empezará a deteriorarse si no se trata y protege adecuadamente. La sobreexposición al sol y a los elementos le da una vida muy corta. Inconscientemente, quizás, todos somos capaces de ver más allá de los resultados del tiempo y, cuando tenemos hambre, aceptamos el uso de la fotografía más que su belleza. Al fin y al cabo, la belleza está en el ojo del que mira, que tarde o temprano pasará hambre.
Publicado por KesselsKramer, 2006
170 x 225 mm,
76 páginas
Tapa blanda.
ISBN 978-90-70478-09-4
Para atraer clientes hambrientos a sus restaurantes, cafés y tiendas de delicatessen, los chefs se han dado a la tarea de fotografiar sus platos. Preparan sus especialidades para retratos que inmortalizarán su belleza para siempre, con la esperanza de que sean una bomba para los gourmets que recorren las calles en busca de comida.
Aunque una fotografía puede captar un momento concreto de perfección, como objeto se vuelve cada vez más anticuada. Una foto fresca de jamón y huevos empezará a deteriorarse si no se trata y protege adecuadamente. La sobreexposición al sol y a los elementos le da una vida muy corta. Inconscientemente, quizás, todos somos capaces de ver más allá de los resultados del tiempo y, cuando tenemos hambre, aceptamos el uso de la fotografía más que su belleza. Al fin y al cabo, la belleza está en el ojo del que mira, que tarde o temprano pasará hambre.
Publicado por KesselsKramer, 2006
170 x 225 mm,
76 páginas
Tapa blanda.
ISBN 978-90-70478-09-4
Para atraer clientes hambrientos a sus restaurantes, cafés y tiendas de delicatessen, los chefs se han dado a la tarea de fotografiar sus platos. Preparan sus especialidades para retratos que inmortalizarán su belleza para siempre, con la esperanza de que sean una bomba para los gourmets que recorren las calles en busca de comida.
Aunque una fotografía puede captar un momento concreto de perfección, como objeto se vuelve cada vez más anticuada. Una foto fresca de jamón y huevos empezará a deteriorarse si no se trata y protege adecuadamente. La sobreexposición al sol y a los elementos le da una vida muy corta. Inconscientemente, quizás, todos somos capaces de ver más allá de los resultados del tiempo y, cuando tenemos hambre, aceptamos el uso de la fotografía más que su belleza. Al fin y al cabo, la belleza está en el ojo del que mira, que tarde o temprano pasará hambre.
Publicado por KesselsKramer, 2006
170 x 225 mm,
76 páginas
Tapa blanda.
ISBN 978-90-70478-09-4